Bromatología secuestró y destruyó decenas de supuestas milanesas vendidas en la Feria Patronal de Loreto: estaban hechas con papel higiénico y cartón. El puesto quedó inhabilitado y su dueño no podrá volver a trabajar en la ciudad. Un episodio insólito que mezcla fe, feria y un nivel de viveza tan grotesco que ni el más creativo diría “esto es exagerado”.
En Loreto, Santiago del Estero, la fiesta patronal en honor a la Virgen venía tranquila, colorida, con ese aire de pueblo donde el humo del choripán se mezcla con la música y las promesas. Todo normal hasta que apareció el villano menos pensado: la milanesa trucha. Y no cualquier truchada. Una obra maestra del descaro gastronómico.
La Dirección de Bromatología local destruyó decenas de “milanesas” que, lejos de cualquier parentesco con la carne, estaban confeccionadas con papel higiénico y cartón. Sí, papel higiénico. El límite moral y culinario pasó a ser un recuerdo.
El operativo se llevó a cabo en la plazoleta del Parque Fuerza Aérea Argentina, donde las autoridades recorrían los puestos de la Feria de las Fiestas Patronales. En uno de ellos, el Carro “Trico”, se toparon con nueve bultos de una sustancia ovalada, empanada, frita y criminalmente sospechosa. Milanesas que no conocieron jamás el contacto con una vaca, pero sí con un rollo de papel y una caja de embalaje.
El comunicado oficial –al que accedió Noticias Argentinas– señala que las piezas “presentaban una aberrante irregularidad en su composición”. En criollo: era una mezcla digna de laboratorio clandestino, no de comida al paso.
El dueño del carro, oriundo del barrio San Cayetano de San Miguel de Tucumán, quedó automáticamente en infracción. El Juez de Faltas Municipal, Nelson Coronel, intervino de inmediato y ordenó lo que cualquier vecino hubiera pedido sin demasiada vuelta: desalojo definitivo del puesto, retiro del alimento fallido y destrucción inmediata del material decomisado.
La sanción siguió su curso y no fue simbólica. Tras verificar los datos del propietario, la Municipalidad dictaminó que el hombre queda inhabilitado para volver a instalar su negocio en Loreto por los próximos años. Una especie de destierro comercial, más que justificado.
Así, entre procesiones, promesas y música, Loreto sumó un capítulo inesperado. Un recordatorio de que, incluso en las fiestas patronales, la creatividad humana puede desviarse hacia territorios que ni el mejor humorista se atrevería a inventar. Porque una cosa es ponerle menos carne a la milanesa… y otra muy distinta es reemplazarla por papel higiénico. Y encima tener el tupé de venderla.
En Loreto, la fe sigue intacta. La confianza en algunas milanesas, por ahora, no tanto.
Bromatología secuestró y destruyó decenas de supuestas milanesas vendidas en la Feria Patronal de Loreto: estaban hechas con papel higiénico y cartón. El puesto quedó inhabilitado y su dueño no podrá volver a trabajar en la ciudad. Un episodio insólito que mezcla fe, feria y un nivel de viveza tan grotesco que ni el más creativo diría “esto es exagerado”.
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